Luz azul: consecuencias en la salud visual | Lamp
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Luz azul: consecuencias en la salud visual y riesgo fotobiológico

21 Jun 2022

Es conocido que lo que denominamos luz visible corresponde a las emisiones electromagnéticas comprendidas entre un tramo concreto de longitud de onda, concretamente las emisiones comprendidas entre 380 y 760 nanómetros. Las longitudes de onda más cortas, se corresponden con las tonalidades azules mientras que en el límite opuesto contamos con las tonalidades más cálidas e incluso rojas.

Los tramos de luz azul cumplen funciones muy importantes, como el hecho de ayudarnos a diferenciar los colores a través de una correcta reproducción cromática y saturación, o ayudarnos a regular los ritmos circadianos, que dependen del ciclo noche-día, en una emisión muy concreta que es la que estimula las células ganglionares intrínsecamente fotosensibles (ipRGC), 480 nm. (Puedes conocer más sobre la iluminación centrada en el bienestar de las personas en este artículo).

La luz solar, debido a su espectro continuo, contiene cierta cantidad de luz azul, variable en función del dinamismo a lo largo del día. Así como también podemos encontrar estas emisiones en las fuentes de luz artificial, como la tecnología LED o la luz que emiten las pantallas de televisores, ordenadores o dispositivos móviles.

Sin embargo, una sobreexposición a este tipo de luz puede tener consecuencias negativas sobre la salud -lo que se conoce como riesgo fotobiológico-, especialmente en la de niños y personas mayores, que tienen más dificultades para filtrar las ondas cortas. Por ese motivo, existe una normativa para evaluar y regular las emisiones de luz azul de las luminarias, así como existen también soluciones lumínicas para reducir las altas intensidades de luz azul.

¿Qué es la luz azul?

Podemos situar la función de riesgo de la luz azul (Blue Light Hazard) en las longitudes de onda de entre 380 nm y 500 nm. Aquí se produce una alta emisión que se denomina luz de alta energía visible (HEV Light), y se corresponde con el espectro de luz azul/violeta y azul. Antes de esta zona del espectro, que es cuando empieza a ser visible, con longitudes de onda más cortas, encontramos los famosos rayos ultravioleta (UV).

En un entorno natural, la luz azul se asocia a una fuente de luz con una alta radiancia (intensidad de la radiación), como mirar directamente al sol o a la luz de una soldadura.

La iluminación LED no presenta radicación ultravioleta, pero sí contiene una alta concentración de luz azul. De hecho, un LED blanco típico funciona sobre la base de un chip que produce una alta emisión de luz azul, y varias capas de fósforos múltiples que permiten producir longitudes de onda más largas.

Consecuencias de la luz azul en la salud visual

Las consecuencias de la luz azul en la salud de las personas es todavía objeto de estudio. Por el momento, la principal conclusión es que, en general, la luz azul es dañina si nos exponemos a ella de manera intensa y prolongada.

En ese caso, según especialistas en oftalmología, la luz azul puede causar daños fotoquímicos en la retina que, a la larga, podrían estar relacionados con enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), común en personas de más de 60 años y que produce pérdida de visión o visión borrosa.

Del mismo modo, la luz azul puede producir daños fototérmicos, similares, aunque a un nivel muy inferior, a los que provocan los UV, por ejemplo, el envejecimiento de la piel. Hay que insistir, sin embargo, en que estamos hablando de consecuencias de una exposición prolongada a la luz azul intensa.

La Comisión Internacional de Iluminación (CIE) publicó en 2019 un comunicado para posicionarse respecto a los riesgos de la luz azul. En él, apunta a que el uso del término “riesgo de la luz azul” debería utilizarse solo cuando se hable de riesgo fotoquímico para los tejidos retinianos asociados con mirar directamente fuentes de luces brillantes. Según la CIE, aunque la luz azul puede resultar incómoda a la vista y por ello generar estrés, “no hay evidencia de ningún efecto adverso en la salud en seres humanos producido por exposición ocasional a la radiación óptica en los límites de exposición citados”; estos límites se recogen en la norma IEC/CIE 62471:2006.

La CIE y otros expertos también llaman la atención sobre la exposición de los niños a la luz azul. La retina de los menores de 14 años no está desarrollada del todo, e igual que sucede con las personas mayores, que suelen perder capacidad visual con la edad, tienen dificultades para filtrar este tipo de ondas. Por ello, se recomienda reducir en 10 nm los valores de exposición a la luz azul para niños.

Por este motivo, es importante contar con soluciones lumínicas adecuadas que reduzcan las emisiones nocivas y que eviten una exposición prolongada con la luz azul, especialmente en espacios destinados a usuarios sensibles. Esto se vuelve una cuestión clave a la hora de plantear la iluminación de los espacios educativos , hospitales, residencias geriátricas, así como cualquier otro espacio donde los usuarios permanezcan de forma prolongada, como en oficinas.

Riesgo fotobiológico: ¿qué es?

El riesgo fotobiológico se refiere a las posibles consecuencias adversas que puede provocar la radiación de la luz en la piel y en los ojos. Este daño fotoquímico que se pueda producir en la retina dependerá de la tecnología utilizada y la exposición en cuánto a tiempo e intensidad a la que estemos expuestos a esta luz. Por este motivo debemos prestar atención a los requisitos lumínicos centrados en la salud visual de las personas, recogidos en la Norma EN 62471.

Normativa sobre evaluación del riesgo de luz azul

La norma IEC 62471 de la Comisión Internacional Electrotécnica (IEC) recoge el método de evaluación del riesgo de la luz azul en fuentes de luz y luminarias. Así, a partir de esta norma, se puede clasificar el producto según su riesgo, y en cada una de las categorías se especifica el límite de exposición en el que no existiría riesgo fotobiológico. Esta clasificación divide las luminarias en cuatro grupos: Grupo 0 (Exento de riesgo), Grupo 1 (Bajo riesgo), Grupo 2 (Riesgo moderado) y Grupo 3 (Alto riesgo).

Soluciones lumínicas para mejorar la salud visual

Con el fin de asegurar el confort y mejorar el entorno respecto a la salud visual, se vuelve imprescindible una correcta elección de las soluciones lumínicas que iluminan un espacio, abordando tres aspectos clave:

  • Selección tecnológica
  • Confort visual
  • Calidad lumínica

Por este motivo, Lamp incorpora dentro de su propuesta tecnológica la tecnología LED Wellbeing , integrada en muchas de nuestras luminarias, y que tiene como principal característica la reducción de las emisiones de luz azul que se encuentran en la longitud de onda de 450 nm, la más perjudicial, a la vez que optimiza las emisiones en torno a los 480 nm, aquellas que mejoran la estimulación circadiana y por tanto la sincronización de nuestros biorritmos. A su vez esta tecnología cuenta con una excelente reproducción cromática, superior a 97 y un R9 mayor a 80. Siendo una elección tecnológica idónea para aquellas aplicaciones que persiguen los máximos requisitos en cuanto al bienestar de las personas.

Por otro lado, es necesario cuidar el índice de deslumbramiento, a través de correctos apantallamientos como es el caso del downlight linear Ocult, y diferentes soluciones ópticas como el difusor Opal Confort o reflectores Tech ultraconfort desarrollado por Lamp para diversas familias como Fil 45, Fil 35 o Lamptub 60, así como la integración de ópticas en nuestras familias de downlights como Kombic 100 y Kombic 150, que minimizan el deslumbramiento a través de un adecuado control lumínico. Por último, las luminarias clasificadas como RG0, exentas de riesgo fotobiológico, se convierten en grandes aliados para iluminar espacios centrados en la salud y el bienestar de las personas, evitando fatiga y estrés visual, además de los potenciales daños citados anteriormente.

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