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Luz cálida, fría, dinámica o de espectro variable: claves para su uso en proyectos de iluminación

9 Oct 2020

Dar respuesta a las preguntas sobre qué es la luz y cómo se comporta ha sido motivo de estudio para algunas de las mentes más inquietas a lo largo de la historia de la física. Entender el impacto que tiene en la percepción física, emocional y biológica, así como la diferencia entre los conceptos de temperatura de color de la luz y de distribución espectral es clave para una adecuada aplicación lumínica.

Temperatura de color de la luz

A la hora de elegir una adecuada temperatura de color es necesario entender el tipo de tarea que se va a desarrollar en un espacio determinado, ya que suele haber una estrecha relación entre niveles de iluminación y temperatura de color, pero también es necesario tener en cuenta la atmósfera que se quiere crear, así como otros aspectos culturales y biológicos de las personas que usarán dicho espacio.

Para estandarizar la percepción de la temperatura de color de la luz, se usa la escala basada en la unidad Kelvin (K), medida que determina a qué temperatura habría que calentar el cuerpo negro para conseguir un color u otro. Así, la tendencia hacia los tonos rojizos en la luz se corresponde con una temperatura de color más baja, al contrario de lo que ocurre con los tonos azulados.

Por tanto, la luz puede clasificarse en:

Cálida: entre 1000 y 3500 K
Neutra: entre 3500 y 5000 K
Fría: a partir de 5000 K

Para hacerse una idea clara de las equivalencias de esta escala hay que tener en cuenta que la luz del sol al mediodía está en torno a los 6500 K, por lo que se trata de una luz fría, mientras que al amanecer y al anochecer estos valores descienden y nos encontramos ante una luz más cálida y rojiza.

Blanco dinámico

Sin embargo, vemos, cada vez más, que la forma en la que usamos los espacios no es fija, por el contrario, los espacios se vuelven flexibles, y nos permiten desarrollar multitud de actividades con requisitos técnicos y ambientales cambiantes.

Por este motivo, actualmente hablamos de soluciones lumínicas en blanco dinámico; se trata de luminarias que emplean distintas temperaturas de color, abarcando el rango desde los 2700 K hasta los 6500 K, de manera que los usuarios pueden seleccionar la temperatura de color más adecuada en función de la hora del día o de la actividad que se lleve a cabo en el espacio, obteniendo beneficios a nivel emocional, ya que nos permiten conseguir una iluminación acorde a la atmósfera que se necesita.

Iluminación dinámica: sincronización con la luz natural

Cómo hemos visto antes, a lo largo del día, la luz del sol varía de temperatura de color e intensidad, generando un impacto directo en los seres humanos a tres niveles:

  • Visual
  • Emocional
  • Biológico

La sincronización de la iluminación artificial con la iluminación natural es clave cuándo hablamos de una iluminación integradora, enfocada en el bienestar de los usuarios.

Esta sincronía no debe limitarse solo a los cambios en la temperatura de color, sino que debemos contar con un dinamismo respecto a su “curva espectral” que nos permita generar estrategias de iluminación dinámica con el objetivo de adaptarse a los ritmos circadianos de los usuarios y generar un impacto positivo a nivel biológico en ellos.

Actualmente sabemos que las emisiones en 480 nm son las que más efectos positivos tienen cuándo hablamos de activar nuestro reloj biológico, y mantenernos en un estado propicio para desarrollar actividades que nos exigen un alto grado de concentración y alerta. Por otra parte, según avanza el día, la luz más adecuada es aquella que nos permita ir reduciendo estas emisiones para conducirnos a un estado de relajación y propiciar un mejor descanso ayudándonos a generar melanina de forma natural, minimizando las emisiones en esta longitud de onda.

Esto es lo que permite la tecnología de iluminación Wellbeing, especialmente recomendada para espacios dónde los usuarios pasan una gran parte del tiempo en áreas interiores y con una prolongada exposición a la iluminación artificial, como colegios, oficinas, residencias geriátricas, hospitales, etc.

Iluminación multiespectral

Existen espacios donde es necesario contar con un control total del espectro lumínico por diversas razones:

  • Adaptación de ciclos circadianos en ambientes con una alta exigencia en cuanto a los parámetros de confort higrotérmico: como unidades de cuidados intensivos, espacios con total ausencia de iluminación natural, espacios de trabajo en turnos extensivos nocturnos;
  • Espacios dónde se desarrollan tareas dónde es necesario reproducir una fuente de luz específica: como restauración de obras de arte, o actividades de alto rendimiento en laboratorios, etc.

La tecnología multiespectral por su parte, basada en la digitalización de la luz, y gracias a la incorporación de siete canales de color diferenciados, nos permite un control total de todos los parámetros que conforman el espectro lumínico, permitiendo diseñar hasta 1025 posibles espectros lumínicos personalizados, modificando la intensidad de las emisiones en las diferentes longitudes de onda.

Cómo elegir la luz más indicada

La amabilidad visual del espacio es una cuestión de gran importancia dentro de los diseños de iluminación más actuales. Este concepto aborda los aspectos emocionales y biológicos de la luz, más allá de los puramente funcionales y se define como la preocupación por la respuesta humana ante los sistemas de iluminación. Una vez cumplidos los requerimientos técnicos de los sistemas de iluminación orientados a la capacidad visual, llega el momento de ir más allá e incorporar estrategias relacionadas con el color, la distribución espectral y la percepción por parte de los usuarios. Todo ello contribuirá a generar una vinculación emocional con los espacios a través de la luz e intensificará la sensación de confort.

Como consecuencia de estas nuevas realidades, surge la necesidad de analizar con detalle la función del espacio. Los diseños de iluminación más eficaces son aquellos que se adaptan al uso de los usuarios: espacios para relajarse, concentrarse, realizar una tarea, activarse… Un rincón íntimo pensado para disfrutar de un libro no tendrá las mismas características que un laboratorio ni un puesto de trabajo. Es frecuente, además, que un espacio esté planteado para acoger diferentes actividades y, en esos casos, la iluminación dinámica debe dar respuesta a las necesidades que puedan surgir.

Para resolver estas necesidades cambiantes, los sistemas de iluminación inteligente permiten diseñar distintas escenas lumínicas para ser aplicadas de forma práctica y sencilla.

La experiencia de Lamp implementando soluciones de iluminación integradora

En Lamp somos expertos en la aplicación y asesoramiento de la tecnología más adecuada al servicio del diseño lumínico y espacial. A continuación, vamos a analizar dos ejemplos concretos.

Panadería Carné

En este caso, el diseño del espacio buscaba conectar con la naturaleza para expresar el compromiso de la firma con los ingredientes naturales y la elaboración tradicional. Para ello, se eligieron los proyectores orientables Hance 2000 para la zona del mostrador. Estas luminarias cuentan con una temperatura de color de la luz de 2700 K, situada dentro del espectro de las tonalidades cálidas, muy recomendable para conseguir una reproducción de color de los panes destacando su lado más apetecible.

Para la zona de la cafetería se eligió un sistema de control dinámico mediante Bluetooth Low Energy  que permite una variación de la temperatura de color de la luz entre los 2700 y los 6500 K con el objetivo de crear una iluminación dinámica variable en función de la hora del día.

Yoga One by DIR

La tecnología Bluetooth Low Energy vuelve a ser un elemento transversal para la iluminación de los diferentes espacios del centro. En un espacio de estas características, orientado a la relajación, resulta fundamental poder jugar con la luz para potenciar los efectos de la práctica de actividades que el centro acoge.

Así, se diseñaron varias escenas dinámicas con distintas temperaturas de color de la luz orientadas a las intensidades que las actividades requieren.

  • El calentamiento se plantea con una temperatura de color de 3000 a 4000 K.
  • La práctica de Yoga energético se estableció con una temperatura más fría, de unos 4500 K.
  • El Yoga de meditación y restaurativo se fijó en 3000 K.
  • Relajación (Savasana): escena dinámica en la que durante 5 minutos se establece una variación de CCT de 3000 a 2700 K para fijarse en esta última cifra durante los 10 minutos posteriores.

Nuestra experiencia y capacidad de adaptación a todo tipo de proyectos nos convierten en un referente del sector de la iluminación. Nuestro sello de identidad es el compromiso con los proyectos desde la fase de diseño, lo que nos permite planificar y fabricar adaptaciones de nuestros productos para conseguir el resultado óptimo. Contacta con nosotros sin compromiso y descubre lo que podemos hacer por tu proyecto.

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