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Iluminación integradora: la clave para aumentar el bienestar en los espacios de trabajo

10 Mar 2020

Cada día son más las personas que desempeñan su actividad profesional frente a una pantalla, lo que supone un riesgo para la salud visual. Además de tomar medidas como el empleo de filtros, mantener una distancia y una altura correcta frente a la pantalla o descansar la vista frecuentemente, diseñar una iluminación adaptada a cada actividad es una de las estrategias más importantes que se deben implementar para evitar la aparición de molestias oculares.

La ergonomía visual es uno de los factores determinantes para el bienestar del trabajador en el desarrollo de cualquier actividad profesional. Por ello, el diseño de iluminación de los espacios de trabajo debe encaminarse a eliminar los factores que obstaculizan la actividad visual.

Los principales problemas relacionados con la iluminación en los puestos de trabajo informatizados son:

  • Reflejos de luz directa sobre las pantallas.
  • Deslumbramiento en las superficies de trabajo provocadas por luz directa e intensa.
  • Excesivos contrastes por una insuficiente iluminación del entorno.

Para lograr un confort visual que contribuya al bienestar en los espacios profesionales, hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales:

Percepción del contraste

Se trata de la capacidad para diferenciar el fondo y las figuras. Cuando se trabaja con pantallas de ordenador este punto es crítico. Al reducir el contraste entre la luz que emiten las pantallas y el fondo, la retina no tiene que realizar tanto esfuerzo para adaptarse a los cambios de intensidad lumínica y, por ello, desciende la fatiga visual. Lo recomendable es que la diferencia de contrastes en espacios adyacentes sea baja, para favorecer unas buenas condiciones de visión.

Percepción del color

Tradicionalmente se mide mediante el Índice de Reproducción Cromática (CRI) que valora la capacidad de una fuente de luz para reproducir los colores fielmente. Para actividades de interior es recomendable emplear luminarias con un CRI a partir de 80. Esta métrica no es aplicable para el color rojo, por lo que en su caso se emplea el índice conocido como R9 para medir el rendimiento del color rojo saturado comparado con el de la fuente de muestra.

Recientemente un nuevo método de medición está acaparando la atención de los profesionales de la iluminación: el TM-30-18 que permite evaluar la fidelidad cromática y la saturación de la fuente de luz a partir de 99 muestras de color, en lugar de 8 como utiliza el CRI.

Distribución lumínica para el confort visual

El confort visual debe ser la base sobre la que se construya un diseño de iluminación interior adecuado, orientado a conseguir el máximo bienestar de los usuarios. Por lo tanto, antes de seleccionar el tipo de luminaria que emplearemos, así como su distribución, es importante tener en cuenta las características físicas del espacio y las tareas que se llevarán a cabo en él.

Las características del usuario también serán determinantes en el diseño de iluminación. Por ejemplo, su edad determinará el nivel de iluminación necesario, ya que una persona de más de 65 años puede llegar a necesitar hasta tres veces más de iluminación para el desempeño de una tarea que una persona menor de 25 años.

Un ejemplo de aplicación podría ser la combinación de dispositivos lineales de iluminación general que aseguren un nivel de luminancia adecuado, con iluminación indirecta para bañar los techos y downlightswallwashers o spots para paredes con el objetivo de reducir contrastes en el entorno. 

En este sentido, la combinación de iluminación para bañar paredes, como la familia de luminarias Moody AS con luminarias orientadas a bañar los techos, como la familia de luminarias de iluminación directa e indirecta Fil, consigue unos resultados muy eficaces. Además, utilizar luminarias con pantallas y situarlas fuera del campo de visión de los trabajadores, impedirá que se produzcan deslumbramientos.

Iluminación centrada en el ser humano

Una vez resueltas las necesidades lumínicas relacionadas con el correcto desempeño de las tareas, llega el momento de ir más allá. La luz no solo posee un efecto visual, sino también emocional y biológico que incide directamente en nuestro bienestar. Para dar respuesta a esta perspectiva, el concepto de iluminación integradora se plantea en torno a tres objetivos:

  • Proporcionar confort visual
  • Adaptarse a las necesidades concretas de cada tarea
  • Fomentar el bienestar y la salud

La conectividad cobra una relevancia fundamental a este respecto. Gracias a los avances en este campo, es posible diseñar estrategias basadas en el control remoto de las fuentes de iluminación para modificar la intensidad y la temperatura de color de los flujos lumínicos y, así, conseguir una adaptación total a las necesidades, tanto físicas como emocionales, de los usuarios de los distintos espacios.

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